Haciendo honores al tristemente célebre mes de septiembre por los más desastrosos sismos ocurridos en la Ciudad de México, “Desde el Asador” tuvo a un prestigiado invitado, el Ing. José Luis Hernández Dehesa, Geofísico, egresado del IPN, estudios de posgrado hasta obtener el doctorado en Geodinámica Interna.
Capitalino, pero de sangre tabasqueña, ya que sus padres, eran originarios de ese estado, de carácter alegre pero rebelde, nos ilustró con sus conocimientos sobre el subsuelo de la Ciudad de México, ciudad que se encuentra sobre un terreno lacustre, motivo por el cual existe el latente riesgo de la manifestación de sismos.
El invitado nos platicó sobre la existencia de muchas fallas sobre las cuales se edificó la ciudad, fallas a varios kilómetros de profundidad que, cuando esas fallas se mueven, provocan los sismos que deberían ser llamados “Sismos Locales”.
Nos explicó como es el tipo de terreno bajo la ciudad, Tixotrópico, parecido al de una gelatina, razón por la que muchas zonas de la ciudad son más sísmicas que otras y que provoca también el hundimiento de la ciudad, que lleva aproximadamente 12 metros, tomando como referencia un banco de nivel, en la zona del cerro Atzacoalco, al norte, el la Alcaldía Gustavo A. Madero.
Colaboró en el gobierno de la Ciudad de México, estudiando el subsuelo para la construcción de la línea 7 del metro, fue director general de prevención en la Secretaría de Protección Civil el gobierno de Felipe Calderón.
Sobre los gatos hidráulicos en las edificaciones, comentó que son una leyenda urbana, realmente, como es el caso de la torre latinoamericana, que tiene muchos pilotes hincados en una caja dura, muy rígidos y tienen un cajón muy rígido, como un panal y encima una super estructura de acero.
Llegado el momento de la degustación, el anfitrión preparó unos cortes muy jugosos de lomo vetado, que el invitado disfrutó en su totalidad.
Sobre su vida privada, nos platicó sobre el carácter enérgico de su padre, con quien chocó en algún momento de su vida por traer el cabello largo. Nos compartió sobre accidentes que pudieron costarle la vida, uno que, de escasa edad, jugando con un tambor de metal, tropezó y se abrió el labio superior en su totalidad, hasta la unión con la nariz, quedándole una cicatriz no muy notoria, pero si perceptible, otro accidente aéreo, en brazos de su madre que de milagro, el inexperto piloto sorteó.
Casado con Grisel, de nacionalidad cubana, con quien tiene dos hijos, Jorge Luis y Grisel. Tuvo un hijo en su primer matrimonio (José Luis).
No piensa en la jubilación, sigue trabajando y seguirá trabajando.